Yoga
La milenaria práctica del Yoga se está haciendo cada vez más popular en todo el mundo, y al echar un vistazo a sus raíces históricas, podremos obtener una mejor comprensión de su potencial para beneficiar nuestra vida.
Uno de los seis Darshans (o seis sistemas), Yoga significa unión, unir, juntar, de acuerdo con el gramático sánscrito, Panini (4to siglo BCE). Y a pesar de que la palabra «religión» tiene sus propias raíces en la palabra latina «religare», que significa unificar o reunir, Yoga es considerada una disciplina, no una religión.
Lo que estamos tratando de «unificar» o «unir» es nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu cuando practicamos yoga. Cuando nos despertamos por la mañana, nuestro cuerpo va para un lado, nuestra mente va para otro lado y pensar en las complejidades de nuestro espíritu resulta casi desatinado. A través de la práctica de esta disciplina, unificamos estos diferentes aspectos de nuestro ser y refinamos nuestra percepción con el fin de comprender más claramente la realidad.
La necesidad del ser humano de unificar su ser y comprender mejor la realidad es antiquísima. Hay pruebas de que el yoga se practica en este planeta desde hace más de 5.000 años. Esto se demuestra en un sello de esteatita que fue excavado en Mohenjo-Daro en el que hay una imagen de una persona con las piernas cruzadas (postura de loto) en una colchoneta de meditación. Más tarde, esta imagen se convertiría en el arquetipo de la representación del dios hindú Shiva.
Mohenjo-Daro era la ciudad principal de una civilización que existía en el valle del río Indo (actual Pakistán y la India). No hay mucha información sobre esta civilización, excepto que las personas desaparecieron 1500 años antes de Cristo. Contemporánea a ellos existió otra civilización, conocida como los arios. Ellos vivían en torno al río Sarawasti, ahora bajo tierra.
La sabiduría de los Arios se ha cifrado en los Vedas, conocidos como los «libros de la verdad eterna» (Sanathama Dharma). A través de la tradición oral, Pandits (estudiantes y profesores capacitados en el idioma sánscrito, que han dominado los cuatro Vedas) han sido responsables de mantener estas antiguas enseñanzas vivas.
Los Upanishads es uno de estos textos védicos en el que está muy presente la sabiduría del Yoga. El Bhagavad Gita, considerada por algunos estudiosos como una posterior incorporación a la grandeza Védica, es la joya de la sabiduría del Yoga.
Según este último, hay cuatro formas tradicionales de Yoga:
• Gyan Yoga o Yoga del conocimiento
• Bhakty Yoga o Yoga del amor o devoción
• Karma Yoga o Yoga del servicio
• Raja Yoga o el Camino Real
Gyan Yoga es la comprensión de las leyes de la naturaleza. Bhakty Yoga es la autorrealización a través del amor y la devoción. Kharma Yoga es la realización del Ser a través del servicio, y Raja Yoga es el dominio de las prácticas que desarrollarán la conciencia interior.
Este artículo se centrará en el Raja Yoga o el Camino Real a través de «Las ocho ramas del yoga» muy bien explicados por Patanjali en su libro, Los Yoga Sutras, alrededor de seiscientos años antes de Cristo. Estas 8 ramas son la esencia del yoga que se practica hoy en día en nuestros estudios y escuelas occidentales de Yoga.
Son a saber:
• Yamas o las reglas de comportamiento social
• Niyamas o las reglas de conducta personal
• Asana o la práctica física
• Pranayama o el dominio de la energía vital
• Pratyahara o redirigir nuestros sentidos hacia adentro
• Dharana o el dominio de la atención
• Dhyana o entendiendo al testigo u observador
• Samadhi o meditación
Yamas (o reglas de comportamiento social), se compone de cinco principios que nos ayudan a comprender cómo vivir en comunidad. Ellos son: Ahimsa (no violencia), Asteya (integridad), Brahmacharya (comportamiento sexual apropiado), Satya (honestidad), y Aparigraha (desapego).
La segunda parte, Niyamas (o reglas de conducta personal), nos pueden ayudar a comprender mejor cómo comportarnos cuando nadie nos está mirando o estamos solos. Ellos son: Soucha (simplicidad), Santosha (regocijo), tapas (disciplina), Svadhyana (autoexploración), y Ishvanapranidhana (Rendirse al Universo).
La tercera parte del Yoga se compone de la práctica Asana, que son las poses que hacemos cuando practicamos Yoga hoy.
Hay dos grandes maestros de la práctica Asana que vivieron en el siglo pasado. Ellos desarrollaron escuelas individuales de Yoga a través de las cuales el Hatha Yoga (o práctica física) se extendió en todo el mundo. El primero de ellos es Sri K. Pattabhi Jois, que popularizó la tradición de Ashtanga Yoga. Ashtanga significa «ocho miembros» por lo que podría ser identificado con el libro de Patanjali, a pesar de que es conocida popularmente como Vinyasa Flow (o una serie de movimientos establecidos, vinculados por la respiración).
Y el segundo maestro es Sri B.K.S. Iyengar, quien, a través de su libro, Luz sobre el Yoga, desarrolló un método de “alineación corporal apropiada” que se practica hoy en día casi todo el mundo. La mayor parte de los sostenes que vemos en cualquier estudio de Yoga (bloques, mantas, cinturones, etc.) fueron desarrollados por este sorprendente Yogi con el fin de ayudar a nuestros cuerpos a explorar la práctica Asana en una alineación corporal adecuada.
A continuación, Pranayama es el dominio de la energía vital. Por lo general es mal interpretado como técnicas de respiración, pero «Prana» significa «energía vital» y «Yama» significa “estudio” por lo cual literalmente, Pranayama significa el estudio de la energía vital. Esta energía vital fluye a través de nuestro cuerpo, de acuerdo con el yoga, a través del canal central Shushuma. Las serpientes helicoidales alrededor de este canal central, Ida y Pingala, representan nuestras energías femeninas y masculinas. A medida que dominamos el flujo de nuestra energía interna, esta nos trae equilibrio y vitalidad a nuestro cuerpo. Por supuesto, la respiración es una forma a través de la cual podemos acceder y dominar esta energía vital, otras formas incluyen la comprensión de los 7 Chakras o los Bhandas (cerrojos corporales).
La quinta rama, Prathyahara o redirigir los sentidos hacia el interior, es la preparación necesaria para cualquier estudiante de Yoga con la intención de meditar. Pratyhara, es considerado por uno de los grandes maestros del siglo pasado, Chandra Mohan Jain (comúnmente conocido como Osho), como el puente entre las cuatro primeras partes, que exploran los aspectos físicos, y las tres últimas ramas, que abordan las prácticas mentales o meditación. La comprensión de nuestros sentidos es fundamental para comprender el proceso de la meditación.
Dharana, o centrando la atención en un objeto, es la sexta parte de este camino. Sirve como el primer paso importante hacia el desarrollo de la práctica de la meditación. Curiosamente, la palabra «medicina» y la palabra «meditación» comparten la misma raíz: » MED que significa atención. Muchos de nosotros en la sociedad contemporánea hemos perdido la capacidad de enfocar nuestra atención durante un período prolongado de tiempo. Dharana es la comprensión y exploración de esta habilidad perdida.
Después de desarrollar nuestra atención, a continuación, Dhyana, o el dominio de ser testigo de la conciencia, es el siguiente paso. Esta es la capacidad de la mente de permanecer tan inmóvil que uno es capaz de ser testigo de los pensamientos y lo que se percibe sin ningún tipo de apego intelectual o emocional.
Y luego, finalmente, el último miembro del camino real es Samadhi, que literalmente significa “Sama”en calma o asentado y “Dhy” mente o intelecto. Como Alistair Shearer describe: «Samadhi, o la mente calmada, es el más delicado estado de conciencia.»
Es importante tener en cuenta que algunas escuelas de yoga entienden estos ocho miembros como una escalera que uno tiene que seguir estrictamente, paso a paso, mientras que otras escuelas ven estas ocho ramas como múltiples puntos de entrada posibles en la exploración del Yoga.
A medida que se profundiza más en la exploración del Yoga, el segundo y tercero de los sutras escritos por Patanjali describen bellamente este profundo viaje:
1-2 «YOGA CITTA VRTTI NIRODHAH», que significa: «El yoga es el asiento de la mente en el silencio.»
1-3 «TADA DRASTUH SVARUPE VASTHANAM», que significa: «Cuando se calma la mente, nos establecemos en nuestra naturaleza esencial, que es la conciencia sin límites»
Hoy en día, estas enseñanzas milenarias son más relevantes que nunca. A medida que avanzamos en nuestras rutinas diarias perdemos nuestra conexión a tierra, nos desequilibramos, pero el proceso unificador y sanador del yoga se puede lograr con paciencia y dedicación. A través de la práctica, el estudio y la exploración de las ocho ramas del yoga o Camino real, nos preparamos para explorar el hermoso corazón de esta milenaria práctica. Estas ocho ramas nos llevarán a dominar nuestra mente y entender nuestra naturaleza esencial, que, en última instancia, es la conciencia sin límites.
Por Debbie Wacks, desarrollo y edición / Diego Gesualdi, desarrollo e investigación